El funcionamiento y mantenimiento de las turbinas eólicas sigue siendo un factor de coste significativo (hasta el 20% del coste total de la energía), que afecta al precio de la energía y a la competitividad de las energías renovables. Durante su vida útil, las palas de los aerogeneradores están expuestas a complejas tensiones ambientales y mecánicas, como la deformación cíclica, la lluvia, la arena y los contaminantes que causan erosión, la formación de hielo, la elevada humedad y las fluctuaciones de temperatura, pero también a sucesos excepcionales como los daños causados por el transporte, los rayos y los incidentes con aves.
Los daños en las palas de los aerogeneradores pueden clasificarse en daños superficiales (microfisuras en la superficie y los revestimientos), daños en la resina y/o la interfaz (delaminación, defectos de la resina) y daños en los elementos estructurales (con fibras rotas o dobladas). Los daños superficiales pueden deberse a la erosión (lluvia, arena, granizo) o al impacto de pequeños objetos. La superficie dañada puede reducir el rendimiento aerodinámico de las palas y la generación de energía. Aunque no impiden el funcionamiento del aerogenerador, los defectos superficiales crecen, evolucionan y pueden provocar daños estructurales en la pala.
La inspección de palas eólicas es un proceso crítico para garantizar la seguridad y el rendimiento de los aerogeneradores. Este proceso es importante para la predicción fiable de fallos, la planificación de las actividades de mantenimiento y la mitigación de los procesos de degradación. Suele implicar métodos visuales, táctiles y, en ocasiones, automatizados para detectar defectos como grietas, erosión y delaminación en las palas. Las inspecciones periódicas ayudan a detectar los problemas a tiempo y a evitar daños costosos o tiempos de inactividad.